No temas ni a la prisión, ni a la pobreza, ni a la muerte. Teme al miedo
¿Qué pasa cuando tenemos miedo?
A veces nuestro miedo se disfraza de lógica para no dejarnos ver la verdadera razón por la que evitamos situaciones de desafío: el temor a lo desconocido.
De modo que la sensación de incertidumbre y las expectativas previas pueden llegar a paralizarnos.
Incluso nos llevarán a evitar situaciones que son necesarias para crecer.
Pero solo exponiéndonos a ellas conseguiremos desenterrar las oportunidades que se encuentran al otro lado del miedo.
Además, saber gestionar nuestro temor nos genera en cierto modo placer y reduce las probabilidades de tener trastornos asociados a la ansiedad.
Porque a nadie le gusta pasar miedo, pero si llegamos a comprenderlo y controlarlo experimentaremos una sensación de alivio tras la tensión sufrida, evitaremos que afecte a nuestra salud y descubriremos una nueva forma de seguir creciendo personalmente.
No olvidemos que muchas de las situaciones que nos paralizaban en el pasado, ahora las enfrentamos sin pestañear.
Exámenes, hablar en público, relacionarnos con los demás, etc.
Detrás de cada una de ella, siempre ha habido un motivo que nos llevó a realizarlas a pesar de los pensamientos paralizantes que surgían ante las situaciones novedosas o estresantes: nuestra capacidad de evolución y crecimiento personal.
Profundicemos sobre ello.
“El miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son”
-Tito Livio-
Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar
¿Por qué experimentamos emociones desajustadas al enfrentarnos a nuevas situaciones?
La razón se encuentra en que nuestro cuerpo en esos momentos trata de defenderse y ante las sensaciones de incertidumbre y temor su respuesta es prepararnos para la huida inmediata a modo de salvamento.
Así, a nivel físico se produce una ausencia de flujo sanguíneo en la parte superior del cuerpo para que la sangre se dirija a las extremidades inferiores con el objetivo de facilitar una huida rápida.
Por eso, nuestra primera reacción ante este tipo de situaciones es la evitación o la huida.
De modo que aunque la primera reacción natural sea esquivar este tipo de situaciones, la capacidad que tenemos sobre nosotros mismos y sobre nuestros pensamientos nos da un margen superior para tomar decisiones más racionales y menos intuitivas.
Y es en ese margen donde encontramos las oportunidades que se esconden detrás del temor y en definitiva, de las nuevas situaciones.
Así, el temor a fracasar ante nuevos retos es algo intuitivo, que nos viene dado por una herencia filogenética de nuestros antepasados.
Pero las ganas de conseguir nuestros objetivos son algo más personal que se esconden en cada uno de nuestros pensamientos y emociones.
Por lo que esa lucha entre la genética y lo que pensamos es lo que conducirá a nuestras decisiones al éxito o al fracaso y en definitiva, a conseguir o no nuestros sueños.
Las cosas que nos asustan son las que terminan haciéndonos más felices
Nos dicen que si queremos algo tenemos que hacer que ocurra, pero ¿por qué nos asustan las cosas que más deseamos? A veces, simplemente nos echamos para atrás porque preferimos quedarnos en unas expectativas inalcanzables para seguir fantaseando con que pasaría si llegáramos a conseguir lo que realmente anhelamos.
Otras, el recelo y el esfuerzo que implica perseguir nuestra felicidad puede más que nuestros sueños y preferimos vivir en un estado invariante con nosotros mismos, sin grande sobresaltos…
La clave está en saber que cuanto más hacemos, más podemos hacer.
Ese es el circulo donde debemos entrar si queremos superar al miedo una y otra vez para conseguir las cosas que realmente queremos.
El miedo solo es una emoción que una vez entendida, nos lleva a comprender que es útil en un abanico de situaciones muy limitadas y que experimentaremos muy pocas veces en la vida.
La mayoría de los temores que vivimos son preocupaciones y pensamientos irracionales que cuanto antes empecemos a identificar y a sobrellevar, antes empezaremos a disfrutar de las cosas que realmente merecen la pena.
Porque detrás de nuestros miedos siempre hay oportunidades que conocer para seguir creciendo y superando nuestras barreras mentales.
“La vida no es un problema a ser resuelto, sino una realidad a experimentar”
-Soren Kierkegaard-
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